«El mejor marketing es el trabajo bien hecho»

Fernando tiene 24 años. Hace un año y medio puso en marcha una floristería en Granada que, por temporadas, da empleo a seis o siete personas. Es un emprendedor joven que se formó en los ciclos de Formación Profesional, en este caso, en la Escuela Familiar Agraria El Soto, en Chauchina (Granada).

La floristería hace esquina en la calle José Tamayo de Granada y sus generosas cristaleras revelan a los transeúntes el aire vintage del interior: las paredes del mostrador y los laterales exhiben las tripas agujereadas de los ladrillos. Del suelo al techo, un enjambre de celdillas industriales de rojo cálido. A diversas alturas hay botellas insertadas por el cuello en las celdillas. Sobresalen de la pared formando como repisas de cristal oscuro; y sobre ellas se sostienen repisas de cristal o cajas de madera pintadas de blanco con macetas de desmelenados rizos. El suelo de la tienda rebosa con plantas de interior ornamentales y apenas queda un sendero estrecho para acercarse al mostrador.

Con 16 años, Fernando no imaginaba que regentaría un negocio de cuño propio. Entonces vivía en Tocón, un pueblo de mil habitantes al oeste de Granada

Fernando y José Ángel están ahora preparando diseños de flores para adorno… En Amapola -así se llama la floristería- sirven en la tienda y a domicilio, en bodas, bautizos, algunas fiestas religiosas y, por supuesto, nacimientos y entierros. A las 6:00 a.m. empieza la jornada. Amapola solo cierra la tarde del sábado y el domingo, pero el teléfono del dueño sigue disponible por las posibles urgencias.

Fernando y José Ángel en la floristería.

“Estamos 24 horas para todas las llamadas, cuenta Fernando; aunque no todo son urgencias de verdad… Si me llama un señor a las 3 de la mañana porque se ha peleado con su mujer y quiere que le llevemos flores a casa, le digo que se las llevaré por la mañana. Pero si van a trasladar a un difunto un domingo, como sucede, y necesitan una corona o jarrones… en esos casos, no podemos faltar”.

Con 16 años, Fernando no imaginaba que regentaría un negocio de cuño propio. Entonces vivía en Tocón, un pueblo de mil habitantes al oeste de Granada. Estudiaba Enseñanza Secundaria sin demasiadas ganas; no le atraía el trabajo de su padre en la construcción y cultivaba campos arrendados con los que se ganaba unos euros.

“Mis padres preferían que saliera del pueblo para seguir estudiando. Mi padre conocía a Luis, que estaba trabajando en la Escuela Familiar Agraria de Chauchina, un pueblo cercano, y un día le llamó por teléfono”.

Una llamada para formarse y preparar un futuro laboral...

Luis ahora es el presidente honorífico de la EFA El Soto. La llamada de hace ocho años pretendía dar a Fernando una oportunidad fuera del pueblo, que cambiase de entorno, le ayudase a madurar como persona y que, dejando a un lado cualquier lamento sobre la crisis económica que entonces se sentía tan fuerte, pudiese formarse y preparar un futuro laboral en condiciones. Así Fernando se marchó a vivir a la EFA de lunes a viernes, y los fines de semana regresaba al pueblo.

“El primer año en la EFA El Soto, como no había acabado los estudios de Secundaria, hice un curso de FP básica en Agricultura y Jardinería para poder entrar al grado medio de Formación Profesional. Luego estudié los dos años del grado medio y después los otros dos del grado superior. No me costó vivir en la residencia. Yo siempre he sido muy liberal. Allí tenía más fácil ir a clase y podía estudiar. No tuve ningún problema para adaptarme, porque casi todos los residentes estábamos en situaciones parecidas y con ganas de salir adelante. He hecho buenos amigos y, por supuesto, sigo en contacto con muchos”.

... Y para ahondar en la fe cristiana

Una parte pequeña, pero importante, de esta EFA es la formación cristiana que ofrece. Fernando quiso prepararse para recibir la Confirmación y durante un tiempo, tal vez durante dos años (no lo recuerda bien), fue escuchando y preguntando a su preceptor y al capellán. Después de ahondar en su fe, recibió este sacramento en una parroquia de Chauchina.

Fernando quiso prepararse para recibir la Confirmación y durante un tiempo, tal vez durante dos años (no lo recuerda bien), fue escuchando y preguntando a su preceptor y al capellán

En el terreno profesional, empezó a lidiar con las prácticas de empresa del grado medio de FP, en el mantenimiento de los jardines de la Alhambra y el Generalife. Luego, durante el grado superior trabajó en la empresa Saliplant, un vivero mayorista granadino que opera desde 1986 en varias provincias andaluzas. Debió de hacer un buen papel, porque, al acabar las prácticas le ofrecieron un contrato para seguir con ellos.

Elegir entre un sueldo seguro o arriesgar emprendiendo

“Estuve otros dos años en Saliplant haciendo de todo: plantar, seleccionar, entresacar plantas, y también trabajé cara al público, que me gusta más. Al segundo año, me di cuenta de que tenía un techo y que necesitaba seguir creciendo. Tuve que elegir entre quedarme con un sueldo seguro o arriesgar poniendo algo por mi cuenta. Me atraía empezar algo desde cero. Pensaba en la idea de una floristería. Lo hablé con mis padres, que me apoyaron en la inversión. Y les estoy muy agradecido también por esto”.

Me atraía empezar algo desde cero. Pensaba en la idea de una floristería

Un crédito para el alquiler del local, para instalar una cámara frigorífica en la trastienda, para la decoración del interior… Ahora Fernando disfruta componiendo sus centros de flores, las coronas y, sobre todo, tratando bien a los clientes.

“En este trabajo puedo hacer mis composiciones. Me gusta porque en mi anterior empleo, el trabajo con plantas era más industrial, pero aquí es de manufactura, algo más artístico y artesanal. Además tengo mucho trato directo con los clientes. Me gusta que si están en una tienda de confianza, que disfruten con las flores y plantas que preparamos. Los clientes satisfechos son la mejor publicidad para Amapola. Estoy convencido de que el mejor marketing es el trabajo bien hecho. Intento estar siempre disponible para atender a cada uno sin prisa, y luego ya un cliente contento trae a otro, y a otro… Al menos, esta es mi experiencia”.

Intento estar siempre disponible para atender a cada uno sin prisa, y luego ya un cliente contento trae a otro, y a otro

La floristería va bien, y tanto que Fernando está preparando ya la apertura de una segunda tienda en Granada. Ha mirado algunas zonas, posibles locales, y está haciendo el estudio de mercado... Nada de precipitarse. Sus ideas y esfuerzo se están aliando con el gusto del público y Amapola (¿quizás otra flor?) difundirá aroma y color en otros barrios.

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