Cigales recuerda a Álvaro del Portillo

La exposición fotográfica sobre Alvaro del Portillo promovida por Harambee, cierra su recorrido por Castilla y León en la monumental iglesia de Cigales (Valladolid).

Tras recorrer el CIP Villandrando de Palencia, el claustro de la catedral de León, la catedral de Burgos, el museo del palacio episcopal de Salamanca y el salón de pasos de la Cofradía de las Angustias, en Valladolid, la exposición itinerante sobre Álvaro del Portillo y África cerrará su periplo por Castilla y León en la iglesia de Cigales, localidad en la que don Álvaro residió unos meses a comienzos de 1939.

La exposición se podrá visitar del 24 al 28 de septiembre, en una capilla lateral. La inauguración será el día 23 a las 7 de la tarde, e intervendrán Celia López, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Cigales, Josebe Soga, coordinadora de Harambee en Castilla y León, y José Luis Martínez-López Muñiz, catedrático de Dcho. Administrativo de la Universidad de Valladolid.

Don Álvaro y Cigales

El 11 de enero de 1939, Álvaro del Portillo llega a Cigales, destinado como Alférez Provisional, para mandar una compañía del Arma de Ingenieros. Mientras se constituía el regimiento y hasta que dejó la localidad, el 28 de marzo de ese mismo año, se alojó en casa de Manuel Díez-Quijada Alcalde y Pepita Requejo López. A mediados de febrero, se le uniría Vicente Rodríguez Casado, que recibió idéntico destino y se alojó en la misma casa. A lo largo de esos meses, recibirán varias visitas de San Josemaría. Tanto ellos como el fundador de la Obra trabaron amistad con los Díez-Quijada, a quienes quedaron muy agradecidos por su hospitalidad. Prueba de ello es la dedicatoria que San Josemaría dejó estampada para esta familia en un ejemplar de Camino, durante una visita que les hizo con don Álvaro, en enero de 1940.

Dedicatoria de Camino que San Josemaría escribió para la familia Díez-Quijada

Años más tarde, Álvaro del Portillo recordaría con agrado su estancia en esta localidad castellana. Los paseos a caballo hasta Valladolid, la belleza del páramo y la campiña, y la bondad de sus gentes, le dejaron honda huella. De esos meses conservó en la memoria varios sucedidos. Salvador Bernal narra en su libro de recuerdos que, durante una comida en 1976 en la que tomaron una botella de vino de Cigales, don Álvaro contó que había trabado amistad con Enrique, el barbero del municipio, que era pariente de Manuel Díez-Quijada y se presentaba como "barbero y cirujano menor", pues además de cortar el pelo sacaba muelas. También que en una ocasión, ante la ausencia del alcalde, le pidieron que pronunciara un discurso desde el balcón del ayuntamiento, y gustó tanto que al acabar se lo llevaron a hombros.

Ayuntamiento de Cigales (Valladolid)

El recuerdo de don Álvaro permaneció a su vez en los habitantes de Cigales. El capellán del regimiento, don Román Sacristán Virseda, subrayaba que durante su estancia allí, don Alvaro “asistía todos los días a la Santa Misa y frecuentemente acudía a recibir el Sacramento de la Penitencia. Se le veía interés constante por las prácticas de piedad y también aprovechaba las ocasiones para tratar con gran delicadeza y caridad a sus compañeros oficiales. Durante los tiempos libres de trabajo los aprovechaba haciendo visitas a hospitales con otros amigos. Recuerdo que le gustaba montar a caballo y nos marchábamos unos cuantos a dar paseos. Su conversación era muy amena, interesante y atractiva; daba mucha confianza. Mostraba en el trato con los demás una profunda humildad y preclara inteligencia” (Medina, J., Alvaro del Portillo, p. 159).

Otro dato de relevancia histórica es que será precisamente durante la estancia de Álvaro del Portillo en Cigales, cuando San Josemaría decide comenzar a apoyarse en él de manera especial para sacar la Obra adelante en todo el mundo. Desde entonces, será su colaborador más estrecho y, años después, a la muerte del fundador, le sustituirá al frente del Opus Dei.

Saxum

Durante los meses de la guerra civil, San Josemaría y don Álvaro convivieron refugiados en la legación de Honduras. Posteriormente, volvieron a reunirse en Burgos en octubre de 1938, tiempo en el que pudieron conversar y trabajar juntos. Al fundador le quedó patente la finura con que Alvaro seguía sus explicaciones y las hacía propias. Asimismo, no se le escapó su inteligencia y dotes de gobierno. No es de extrañar que a finales de los años treinta, San Josemaría comenzara a utilizar el apelativo “saxum” –roca, en latín-, referido a Alvaro del Portillo. Con este término, el fundador revelaba el pensamiento de que don Álvaro le serviría de fuerte apoyo y le prestaría una firme colaboración en la tarea de consolidar y desarrollar la Obra.

Iglesia de Cigales

Se conservan algunas cartas que San Josemaría escribe a Álvaro del Portillo, a comienzos de 1939, en las que le llama saxum. Por ejemplo, el 13 de febrero de 1939, le escribía: “Saxum!: confío en la fortaleza de mi roca”. Y al mes siguiente, el 23 de marzo: “Jesús te me guarde, Saxum. Y sí que lo eres. Veo que el Señor te presta fortaleza, y hace operativa mi palabra: saxum! Agradéceselo y séle fiel”.

El documento más antiguo en el que utiliza este término está fechado el 10 de febrero de 1939. Se trata del guión manuscrito de una meditación predicada por el fundador en Cigales, a Álvaro del Portillo y Vicente Rodríguez Casado. El primer punto de este guión dice así: “Tu es Petrus,… saxum –eres piedra… ¡roca! Y lo eres, porque quiere Dios. A pesar de los enemigos que nos cercan,… a pesar de ti… y de mí… y de todo el mundo que se opusiera. Roca, fundamento, apoyo, fortaleza,… ¡paternidad!”.